¿ Avanzar o morir?
No hay palabras para describir como una vez más nuestro país es sinónimo de inseguridad.
Arrojar objetos contundentes contra vehículos para detener su marcha y así poder asaltar a sus pasajeros se ha convertido en una de las modalidades de ataque delictivo más violentas y frecuentes en las autopistas argentinas. La inseguridad en algunos tramos es total; los conductores deben sortear a diario varias amenazas y sobrevivir milagrosamente.
De esta manera un hombre encontró la muerte cuando regresaba junto a su familia en Navidad por el Acceso Oeste. Según vecinos de la zona, este tipo de ataques es cada vez más frecuente. El salvaje episodio ocurrió en la madrugada del 25 de diciembre , cuando Cristian Andrade, de 37 años, su esposa y sus dos hijos regresaban en su Peugeot 505 tras la celebración de Navidad desde la Capital hacia su vivienda en un country del partido bonaerense de Moreno.
Es frecuente escuchar que la justicia está en crisis, que los juzgados están colapsados o que hay largas demoras. Sin embargo, poco se habla sobre la verdadera magnitud del problema, sus orígenes y las posibles soluciones.
Los altos niveles de delincuencia pueden implicar un fuerte freno para el desarrollo del país a través de su impacto deletéreo sobre el crecimiento económico y sobre el apoyo a las instituciones democráticas.
El alarmante aumento de los delitos en la provincia y la falta de castigo a los delincuentes, ponen en evidencia la deficiente política del Gobierno en materia de seguridad y la ausencia de un plan orgánico, coherente y eficiente de lucha contra el delito y la impunidad.
La pregunta es ¿ qué espera la justicia para tomar cartas en el asunto? ¿no es suficiente con el dolor que sufren los familiares de la víctima? ¿ no alcanza con ver a sus dos hijos preguntando con insistencia cuando regresará su padre? Hoy fue Andrade quien perdió la vida, pero mañana puede pasarle lo mismo a cualquiera de nosotros.
La gravedad de este escalofriante caso es otra prueba más de la inseguridad, esta vez no por negligencia o imprudencia de los conductores, sino por la desidia de quienes deben garantizar la seguridad en las autopistas argentinas. Los ataques con elementos contundentes –por lo general piedras- también suceden contra micros de larga distancia poniendo en riesgo la vida de los pasajeros.
Los fondos que recaudan las empresas concesionarias deberían aplicarlos a garantizar la seguridad de los pasajeros tanto en micros como en vehículos particulares.
Arrojar objetos contundentes contra vehículos para detener su marcha y así poder asaltar a sus pasajeros se ha convertido en una de las modalidades de ataque delictivo más violentas y frecuentes en las autopistas argentinas. La inseguridad en algunos tramos es total; los conductores deben sortear a diario varias amenazas y sobrevivir milagrosamente.
De esta manera un hombre encontró la muerte cuando regresaba junto a su familia en Navidad por el Acceso Oeste. Según vecinos de la zona, este tipo de ataques es cada vez más frecuente. El salvaje episodio ocurrió en la madrugada del 25 de diciembre , cuando Cristian Andrade, de 37 años, su esposa y sus dos hijos regresaban en su Peugeot 505 tras la celebración de Navidad desde la Capital hacia su vivienda en un country del partido bonaerense de Moreno.
Es frecuente escuchar que la justicia está en crisis, que los juzgados están colapsados o que hay largas demoras. Sin embargo, poco se habla sobre la verdadera magnitud del problema, sus orígenes y las posibles soluciones.
Los altos niveles de delincuencia pueden implicar un fuerte freno para el desarrollo del país a través de su impacto deletéreo sobre el crecimiento económico y sobre el apoyo a las instituciones democráticas.
El alarmante aumento de los delitos en la provincia y la falta de castigo a los delincuentes, ponen en evidencia la deficiente política del Gobierno en materia de seguridad y la ausencia de un plan orgánico, coherente y eficiente de lucha contra el delito y la impunidad.
La pregunta es ¿ qué espera la justicia para tomar cartas en el asunto? ¿no es suficiente con el dolor que sufren los familiares de la víctima? ¿ no alcanza con ver a sus dos hijos preguntando con insistencia cuando regresará su padre? Hoy fue Andrade quien perdió la vida, pero mañana puede pasarle lo mismo a cualquiera de nosotros.
La gravedad de este escalofriante caso es otra prueba más de la inseguridad, esta vez no por negligencia o imprudencia de los conductores, sino por la desidia de quienes deben garantizar la seguridad en las autopistas argentinas. Los ataques con elementos contundentes –por lo general piedras- también suceden contra micros de larga distancia poniendo en riesgo la vida de los pasajeros.
Los fondos que recaudan las empresas concesionarias deberían aplicarlos a garantizar la seguridad de los pasajeros tanto en micros como en vehículos particulares.
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