CAPO CÓMICO
Es muy recurrente escuchar propagandas de espectáculos cómicos de ciertas personalidades que se autodenominan “capo cómico”; porque hacen uso de un humor agresivo, sin picardía.
La realidad es que el único “capo cómico” que existió es Alberto Olmedo, el negro, que nos hizo, y hace reir con sus chistes pícaros y sagaces. Ya sea interpretando al Manosanta descargando a la bebota; o caracterizando a Pérez buscando el puesto de subgerente, el negro nos hace reir como muchas películas intentan, pero no logran. Esto ocurre, tal vez, porque el negro es único, y junto a un elenco muy particular como el “Gordo” Porcel, Trsitán y Carlos Russo, ente otros; nos divirtió repetidas veces y nos alegró las tardes.
Ver las películas de Olmedo una y otra vez no aburre; ¿por qué será?, es algo difícil de explicar, pero cada vez que vemos el mismo chiste del negro cuando repiten una película,
parece que fuese la primera vez que nos sentamos frente al televisor a veces ese filme. Con películas como: “Los caballeros de la cama redonda”, “Los colimbas se divierten”, “Los doctores las prefieren desnudas”, “Rambito y Rambón, primera misión”, entre otras, el negro se ha ganado un lugar en el corazón de todos los que vieron alguna de sus películas. Es por esto, que después de Alberto Olmedo, nadie debería envestirse con el manto de “Capo Cómico”; ya que sólo el negro merece ser recordado bajo esas palabras.
Luego de fallecido, sigue haciendo reir a varias generaciones, desde personas mayores hasta niños; y es por eso que el negro es tan especial, porque forma parte de todos nosotros, porque, de a poco, se fue transformando; no en un héroe , sino en una leyenda; porque los héroes son recordados, pero las leyendas nunca mueren.
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