Acostumbrarse a ser "EL CUARTO PODER".

No es esta la primera vez que un político enciende todas sus críticas, y arroja los guantes contra el periodismo. Esta vez le tocó a Alberto Fernandez el criticar a la prensa.
Lo malo de esta situación es que se hace costumbre, y duele saber que el periodismo está tan investigado, y hasta tan censurado como en las épocas más oscuras de nuestro país. Si bien es una constante que la cúpula dirigencial que nos gobierna crea que todo el periodismo está en su contra; es sin duda el motivo que hace que creamos que siguen escondiendo sus pasados para que la sociedad siga en su apoyo; y que conocen que la única forma de que se conozcan estos pasados, es a travéz del periodismo.
El señor Fernandez, cree que el problema de la asignación de los superpoderes también es un problema de los periodistas, y el tedioso tema que se retarda en lograr una confirmación, crea expectativas tan nerviosas que deben salir a atacar contra todo lo que se cruza.
Es posible reconocer que hay periodistas para cada opción, pero una cosa es acostumbrarse a ser criticado, y otra muy distante es que se acuse al periodismo de ser posibles derrocadores y se lo investigue constantemente desde el anonimato.
La dirigencia nacional debe ser consciente de que el apoyo sólo se lo da la sociedad toda, y no un grupo de periodistas.
Si bien es cierto que tal vez seamos el cuarto poder, también es cierto de que no somos lo suficientemente maduros para utilizarlo y creemos que con sólo escribir una nota o hablar frente a un micrófono o una cámara podemos cambiar el rumbo de una presidencia.
Este es un juego ambivalente, nosotros debemos acostumbrarnos a cumplir lo que nos toca, y el Gobierno debe acostumbrarse a conocer sus realidades y no barrer siempre hacia debajo la alfombra.