ESA FILOSOFÍA ENFERMIZA DE LA BELLEZA.

En algún momento de esta posmodernidad, acudimos a la creencia de que la belleza era el sostén de la vida misma. Lo que comenzó con pocos retoques estéticos de maquillaje, se fue convirtiendo de a poco en motivos y causas más alarmantes. Llegó un momento donde los retazos humanos envueltos en cirugías estéticas no los veíamos simplemente en los teatros de revistas, el modelaje o un programa de televisión; sino que llegó al alcance de cualquier persona.
Hoy nos encontramos con un producto que puede causar enfermedades tales como el cáncer, mientras encontramos personas que son capaces de arriegar sus vidas por un simple planchado de cabello.
El mundo de la Posmodernidad nos encuentra hoy, "toreando" a la vida por un racimo de belleza cuál corredores se enfrentan a los bravíos toros en la Plaza festejando el patrono español de San Fermín. Hoy, lo que comenzó como una simple pintura guerrera de aquellos pobladores indígenas que defendían sus vidas en largas luchas maquillándose para poder camuflarse en algún que otro asentamiento, nos encuentra cerca de la muerte, sólo por pelearle una dura guerra al "frizz".
Es tiempo de comprender que la belleza de cualquier persona está dentro de sí misma, y no en un puñado de maquillaje, o alguna que otra cirugía. Esa filosofía enfermiza de la belleza que nos reinó durante el S XX, debe de dar paso a una nueva filosofía, donde podamos descubrir que la verdadera belleza, es muy distinta a la que encontramos frente al espejo.